Diferencias entre Infertilidad y Esterilidad

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Infertilidad esterilidad

Infertilidad y esterilidad, dos conceptos similares pero no iguales

Infertilidad y esterilidad son dos términos que tienden a confundirse o a utilizarse de manera indistinta. Sin embargo, se trata de dos condiciones clínicas que es necesario distinguir para comprender exactamente qué está impidiendo que una persona o pareja pueda cumplir el sueño de tener un hijo.
 

La infertilidad y la esterilidad son términos que se pueden confundir o que se emplean indistintamente para hablar de los problemas que tiene una persona o una pareja para tener hijos. Es necesario diferenciar estos conceptos para poderlos afrontar de la mejor manera posible y solucionarlos en función de las dificultades que se presenten.

La infertilidad primaria se define como la incapacidad para lograr un embarazo a término; es decir, que se produce un embarazo, pero no finaliza de la forma adecuada, de manera que la mujer sufre un aborto durante la gestación. Si la infertilidad es secundaria, también estamos hablando de la incapacidad para lograr un embarazo a término, pero cuando la pareja ya ha tenido un hijo con anterioridad.

Por su parte, la esterilidad primaria es el término que se utiliza para describir la situación en la que una pareja no consigue un embarazo tras doce meses o más de relaciones sexuales habituales y sin protección, o tras seis meses si se superan los 35 años. La esterilidad secundaria, sin embargo, es cuando una pareja no consigue el embarazo teniendo ya al menos un hijo en común.

Tal y como describe la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la infertilidad de la pareja es un problema crónico que supone una gran carga emocional. En ocasiones, las parejas son reticentes a acudir a la consulta del especialista por este problema y esto hace que se enfrenten en solitario a situaciones complicadas.

Además de los temores de no lograr ser padres, aparecen sentimientos de culpabilidad, lo que en ocasiones hace que surjan problemas de convivencia. Consultar por problemas de fertilidad no siempre es fácil, pero es clave dar este paso si se quiere encontrar una solución.

Hay que recordar que existen multitud de factores que causan problemas de fertilidad o esterilidad. La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) explica que aproximadamente un tercio de las causas de infertilidad se deben al hombre, otro tercio a la mujer y el resto a problemas tanto en el hombre como en la mujer.

Causas más frecuentes de infertilidad en el hombre y en la mujer


Entre las causas más frecuentes de infertilidad en el hombre están la baja cantidad o la mala calidad de los espermatozoides, o la combinación de ambas. A esto hay que sumar factores como el tabaco, la obesidad, la exposición de los testículos a altas temperaturas y a radiaciones, el consumo de drogas como la cocaína y la marihuana, y algún problema en los testículos, como puede ser un varicocele, inflamaciones, infecciones o tumores.

Por su parte, la principal causa de infertilidad en la mujer se relaciona con los problemas en su aparato reproductor y en la producción de ciertas hormonas. Además, en la mujer hay que tener en cuenta el factor edad, ya que cuanto mayor es la paciente, menor es su reserva ovárica, la calidad ovocitaria, y más bajas son las posibilidades de quedarse embarazada de forma natural.

Hay que recordar que las mujeres nacen con un número determinado de óvulos que se va reduciendo a medida que envejecen. Así, durante la pubertad suelen disponer de unos 500.000 óvulos, que se reducen a unos 25.000 al pasar los 37 años.
Además de tener menos óvulos, a medida que avanza la edad, los óvulos pueden sufrir alguna alteración cromosómica, lo que aumenta las posibilidades de sufrir un aborto espontáneo.

Las parejas con problemas de fertilidad o esterilidad pueden recurrir a las técnicas de reproducción asistida para conseguir un embarazo a término. Para ello, se puede optar por la inseminación artificial, la fecundación in vitro y la ovodonación.

Inseminación artificial


La inseminación artificial consiste en implantar espermatozoides previamente tratados de la pareja o procedentes de un donante de un banco de esperma en el útero de la mujer para que se lleve a cabo la fecundación.

Antes de realizar la inseminación, la mujer recibe medicación hormonal para estimular a los ovarios y provocar la ovulación, de manera que se puedan desarrollar varios ovocitos, de 1 a 3, en un mismo ciclo, aumentando así las posibilidades de fecundación.

Durante el proceso de estimulación ovárica, la mujer se debe someter a diferentes controles para evitar una posible hiperestimulación y, por consiguiente, que aumenten las posibilidades de un embarazo múltiple. Para ello, se hacen controles ecográficos y analíticos que permiten ver cómo va la estimulación y el crecimiento de los folículos ováricos.

Cuando los folículos alcanzan el tamaño adecuado, la mujer recibe el tratamiento hormonal necesario para conseguir la maduración final de los ovocitos y su liberación natural. La liberación de los ovocitos tiene lugar cuando pasan unas 36 horas desde que se puso ese tratamiento hormonal. Por eso, la inseminación artificial se debe hacer en ese periodo de tiempo.
 

Fecundación in vitro


La fecundación in vitro es el tratamiento por el cual la fecundación del ovocito se lleva a cabo en el laboratorio. Esta fecundación se puede hacer con espermatozoides de la pareja o procedentes de un banco de esperma.

En ambos casos, los espermatozoides se seleccionan y se tratan para identificar los más capacitados de modo que las posibilidades de fecundar sean mayores. Las mujeres que se someten a un tratamiento de fecundación in vitro también reciben un tratamiento de estimulación ovárica con el fin de promover el desarrollo de varios folículos.

Cuando los folículos ováricos alcanzan el tamaño adecuado, se recogen los ovocitos mediante aspiración en un procedimiento denominado punción ovárica. Una vez extraídos, en el laboratorio se seleccionarán los ovocitos maduros y los espermatozoides que presentan una mayor calidad. Mediante la técnica denominada ICSI, se microinyecta un espermatozoide dentro de cada ovocito, para que se produzca la fecundación y se cultivarán hasta llegar a la fase de blastocisto.

Antes de transferirlos al útero de la futura mamá, se seleccionarán los embriones viables y la mujer recibirá un tratamiento hormonal con el fin de favorecer la implantación.

Ovodonación


La ovodonación está indicada específicamente para las mujeres que, por distintos motivos, no pueden contar con sus propios ovocitos para ser madres. Entre estos motivos se encuentran la edad; la mala calidad y/o baja cantidad de ovocitos; un fallo ovárico precoz causado por la menopausia, por una cirugía ovárica o por ciertos tratamientos, sobre todo los oncológicos; alguna enfermedad hereditaria, o haber realizado sin éxito varios tratamientos de fecundación in vitro.

En España, la donación de óvulos está contemplada en la Ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana asistida, donde se recogen los requisitos legales para ser donante.

Solo pueden ser donantes de óvulos las mujeres que cumplan los siguientes requisitos:
  • Edad comprendida entre los 18 y los 34 años.
  • Tener una buena salud física y psicológica.
  • No tener enfermedades hereditarias o de transmisión sexual.
Antes de iniciar todo el proceso, se realizan distintas pruebas para garantizar la idoneidad de los óvulos donados. Así, se valora la salud física y mental de la donante y se hace una exploración ginecológica completa.

Para la obtención de los ovocitos, la donante seguirá un tratamiento de estimulación ovárica controlada para promover el desarrollo de varios ovocitos que serán extraídos mediante una punción folicular. Este proceso, al igual que en la fecundación in vitro, es seguro e indoloro y está monitorizado continuamente por especialistas.

Tras obtener los ovocitos de la donante, el tratamiento de la futura mamá receptora es igual que una fecundación in vitro. Una vez fecundado el embrión en el laboratorio con espermatozoides de la pareja o de un donante, la mujer tiene que seguir un tratamiento hormonal para preparar su endometrio y realizar la transferencia a su útero de un embrión. Pasados unos 14 días aproximadamente, como en todos los tratamientos de fertilidad, se realizará la prueba de embarazo para saber si el tratamiento ha tenido éxito.


Centros especializados en reproducción asistida

Para cualquiera de las opciones de tratamiento comentadas es necesario que los procedimientos se lleven a cabo en un centro especializado en reproducción asistida que cuente con profesionales cualificados y la tecnología más avanzada para garantizar el éxito.

Asimismo, es fundamental que ambos miembros de la pareja puedan hacerse todas las pruebas necesarias para conocer con exactitud la raíz del problema y determinar qué tratamiento de reproducción asistida es el más adecuado en cada caso.

El viaje hasta conseguir ser padres puede ser largo y es importante estar en las mejores manos posibles para solventar las dudas que vayan surgiendo. Por eso, la elección de un centro centro de reproducción asistida como los de HM Fertility Center es crucial.
 

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