Cómo influye la edad de los hombres en el tratamiento de la fertilidad

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Infertilidad masculina

Aunque no se ha establecido un límite de edad para el hombre a la hora de participar en un programa de reproducción asistida, tener una edad avanzada parece tener efectos negativos en la calidad y cantidad de semen.

Frente al hecho de que las mujeres nacen con un número determinado de óvulos, los hombres siguen produciendo espermatozoides durante toda su vida y, por tanto, más allá de la finalización de la etapa reproductiva de la mujer (una vez se agota su reserva ovárica). Así, mientras existe consenso en la comunidad médica al establecer la edad límite de la mujer para someterse a un tratamiento de reproducción asistida en 50 años, sobre el hombre, no se ha fijado uno concreto. Sin embargo y aunque no se ha estudiado tanto cómo influye el factor edad del hombre en la efectividad de dichas técnicas, sí parece que la cantidad y calidad de su semen se ve deteriorada.

Un estudio publicado en 2010 en Gynecologic and Obstetric Investigation analizó los datos demográficos de nacimientos en España a lo largo de un año y concluyó que a partir de los 35 años del varón la fertilidad masculina descendía en torno a un 23% anual. Tendencia descendente, que se mantenía incluso en los casos en los que la mujer estaba por debajo de los 30 años. Aunque probablemente dicha caída esté relacionada con un declive en la calidad del semen con la edad, no hay que descartar otras causas relacionadas con los cambios sociales y de hábitos, ya que, en los países desarrollados, se ha retrasado la edad a la que las parejas deciden ser padres. Al tener dicha elección consecuencias negativas en la capacidad reproductora de la pareja, estamos ante una causa de infertilidad “voluntaria”.

Al margen del efecto de la edad, se ha comprobado, que la calidad del semen de los hombres de todo el mundo, en el último medio siglo, se ha reducido a la mitad. Según una investigación internacional publicada en Human Reproduction Update. En este trabajo, se muestra cómo el número de espermatozoides ha pasado de 101 millones por mililitro a 49 millones por mililitro desde 1973.

Efectos negativos de la edad en los espermatozoides


Antes de enumerar los efectos negativos que la edad paterna puede tener en los espermatozoides, cabe decir que los estudios al respecto no siempre ofrecen los mismos resultados, por tanto, no podemos generalizar. Los casos en los que mejor se puede estudiar el factor edad masculino son aquellos en los que un varón de más de 40 años participa en un proceso de reproducción asistida con óvulos donados. Esto es así porque las donantes son mujeres jóvenes y por ello se podría descartar la causa femenina en la fecundación y cultivo embrionario.  Para valorar la calidad del semen hay que realizar una prueba llamada seminograma, que nos da detalles sobre la concentración, movilidad y morfología de los espermatozoides. Éstos deben alcanzar unos estándares fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lograr un embarazo:

  • la concentración por eyaculado debe superar los 15 millones/ml.
  • debe presentar buena movilidad más del 40% de espermatozoides de la muestra (más del 32% de movilidad progresiva).
  • al menos un 4% debe tener una morfología “normal”: cabeza ovalada, cuello robusto y cola móvil.

Algunos problemas de fertilidad asociados a una avanzada edad del hombre que pueden influir negativamente en el resultado de un tratamiento de reproducción asistida son:

  • Decrecen los niveles de la hormona testosterona, encargada de producir espermatozoides.
  • Menor concentración de espermatozoides.
  • Peor movilidad de los espermatozoides.
  • Incremento de posibilidades de presentar espermatozoides con aneuploidías o alteraciones del número de cromosomas.
  • Aumento del riesgo de presentar espermatozoides con duplicaciones (duplicación de parte del material genético).
  • Mayor probabilidad de que los espermatozoides presenten delecciones (pérdida de parte del material genético).
  • Más posibilidades de contar con espermatozoides afectados por translocaciones (intercambio de “piezas” entre cromosomas).
  • Mayor acumulación de mutaciones y cambios en la función de los genes, lo que eleva el riesgo de alteraciones en la descendencia, tales como trastornos psiquiátricos o neurológicos.
  • Disminuye la tasa de formación de blastocisto (embrión en los día 5 o 6).
  • Menor tasa de embarazo.
  • Mayores probabilidades de aborto.
  • Incremento del riesgo de formación de embriones con alteraciones genéticas o aneuploidías.

Existen estrategias clínicas que conviene realizar para evitar que, en el marco de un tratamiento de reproducción asistida, se transfiera a la mujer un embrión con alteraciones genéticas asociadas al factor edad masculino. Así, se recomienda hacer previamente y por defecto un estudio genético preimplantacional a los embriones fecundados con espermatozoides de varones mayores de 50 años para detectar cualquier anomalía que pueda afectar a la descendencia.

Causas médicas de infertilidad en los hombres


Además de estos posibles efectos de la edad del hombre sobre los espermatozoides, puede agravarse el cuadro de infertilidad masculina con alguna otra causa médica que ya avanzamos en este post. Entre ellas están el varicocele o vasodilatación de las venas que hay en el escroto, infecciones como la epididimitis o la orquitis, enfermedades de transmisión sexual, eyaculación retrógrada (hacia la vejiga), tumores y tratamientos o cirugías para combatirlos. En este apartado, también podemos incluir los trastornos genéticos, contar con un solo testículo operativo, u obstruido uno de los conductos por los que viajan los espermatozoides, haber sufrido alguna cirugía abdominal mayor, presentar niveles bajos de testosterona, padecer algún problema físico o mental, consumir ciertos medicamentos e, incluso, la intolerancia al gluten. En ocasiones, hay anticuerpos que consideran invasores a los espermatozoides y les atacan.

Cómo mejorar la fertilidad masculina con el estilo de vida

El avance de la edad o padecer algún problema médico no se puede cambiar, pero sí podemos combatir las causas ambientales que tienen un efecto negativo sobre la fertilidad masculina:

  • Evitar exponerse mucho tiempo a sustancias químicas, radiación o metales pesados.
  • No llevar ropa ajustada por la zona de los testículos.
  • Evitar las drogas, el alcohol y el tabaco.
  • Seguir una dieta rica en frutas y verduras.
  • Consumir suplementos vitamínicos y a base de antioxidantes para mejorar la calidad del semen.
  • Evitar saunas y baños de agua caliente.
  • No colocar cerca de la zona testicular, fuentes de calor como son ordenadores portátiles o móviles.
  • Se recomienda practicar ejercicio físico moderado, ya que el ejercicio intensivo puede ser negativo.

En cualquier caso, cabe tener en cuenta que, al contrario de lo que ocurre con los óvulos (la mujer nace con una cantidad concreta que le dura toda la vida), los espermatozoides se regeneran cada tres meses. Por ello, cualquier efecto adverso asociado a una conducta que pueda afectar a los gametos masculinos, no perjudicará a la siguiente generación de espermatozoides, siempre que se produzca un cambio de hábitos.

El recurso de los bancos de semen

Desde que se llevase a cabo por primera vez la criopreservación de espermatozoides en la década de 1950 y naciese el primer bebé gracias a ello, han proliferado los bancos de semen, un engranaje fundamental, en la maquinaria de la reproducción asistida.

La principal función de un banco de semen es almacenar el semen de donantes anónimos para ponerlo a disposición de otras parejas que sufren problemas de fertilidad, ya sea causa masculina de o madres solas o pareja de mujeres.  Otra opción disponible en los bancos de semen es la congelación de gametos masculinos a edad temprana para posponer el uso propio de los mismos con fines reproductivos, con el propósito de evitar la pérdida de calidad del semen con la edad. También está indicada su congelación para uso propio si el hombre padece alguna de las causas médicas de infertilidad que se han citado y no desea renunciar a ser padre con sus propios gametos.

Tanto si se va a recurrir a una fecundación in vitro como a una inseminación artificial, a los espermatozoides descongelados o en fresco debe de realizarse en el laboratorio las transformaciones moleculares necesarias para que puedan fecundar al óvulo. Imitando de esta forma, su proceso evolutivo natural. Mediante distintas técnicas podremos seleccionar así a los más capacitados para la tarea y propiciar el éxito de la técnica de reproducción asistida de elección, incluso cuando el padre tenga una edad avanzada.

 

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