La calidad de los óvulos es un factor crucial en la fertilidad femenina, ya que influye directamente en las probabilidades de embarazo tanto de forma natural como en tratamientos de reproducción asistida. A medida que las mujeres envejecen, la cantidad y calidad de los óvulos tienden a disminuir, lo que conlleva una disminución en la probabilidad de conseguir una gestación. A través de cambios en el estilo de vida, la alimentación y algunos tratamientos médicos es posible mejorar la calidad de los óvulos.
Determinar la calidad de los óvulos no es tan sencillo como medir su cantidad. La reserva ovárica puede evaluarse con pruebas como el análisis de la hormona antimülleriana (AMH) o el recuento de folículos antrales mediante ecografía sin embargo para valorar la calidad ovocitaria de forma precisa antes de intentar el embarazo no hay ningún test directo predictor. Algunos parámetros sí que pueden orientar sobre su calidad como:
La calidad de los óvulos está directamente relacionada con la capacidad de ser fecundados y dar lugar a un embrión evolutivo ya que presentan una mayor probabilidad de éxito en la fecundación y de generar embriones buenos, lo cual es esencial tanto para embarazos naturales como en los que resultan de un tratamiento de fecundación in vitro (FIV). Óvulos de mala calidad pueden presentar problemas en la división celular, dando lugar a embriones con alteraciones genéticas que aumentan el riesgo de fallo en la implantación, así como de aborto espontáneo.
La principal causa que afecta la calidad de los óvulos es la edad. A partir de los 35 años la calidad ovocitaria comienza a disminuir progresivamente llegando a la edad de los 40 años a superar en número los óvulos de baja calidad a los “óvulos sanos, de buena calidad”. Adicionalmente hay otros factores que pueden influir en la mala calidad como:
Aunque no podemos detener el envejecimiento natural de los óvulos sí que se puede adoptar medidas para mejorar su calidad y optimizar las probabilidades de gestación. Adoptar un estilo de vida saludable junto con ciertos hábitos alimenticios puede marcar una diferencia significativa en la salud reproductiva. A continuación, te ofrecemos algunas recomendaciones clave:
La relación entre alimentación y fertilidad está abalada por estudios que demuestran como determinados nutrientes tienen un impacto positivo directo en la salud ovocitaria y en el entorno reproductivo en general. La calidad de los óvulos al igual que otros aspectos de la salud reproductiva, está influenciada por lo que consumimos diariamente. Una dieta rica en alimentos nutritivos puede mejorar la fertilidad femenina al proporcionar los elementos necesarios para el desarrollo y la maduración correcta de los óvulos.
El estrés oxidativo es uno de los principales factores que afecta negativamente a la calidad de los óvulos provocando un daño en las células y en su material genético. Los antioxidantes que están presentes en frutas y verduras como las bayas, los cítricos, las espinacas y las zanahorias tienen un papel importante debido a la neutralización de los radicales libres que son los responsables del daño oxidativo. Consumir alimentos ricos en vitaminas C y E, betacarotenos y selenio ayuda a proteger a los óvulos del envejecimiento prematuro.
Los ácidos grasos Omega-3 se encuentran en pescados como el salmón, la caballa y el atún, así como en nueces y semillas de lino. Son fundamentales para la salud reproductiva. Estos ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo mejorando el ambiente del sistema reproductivo. También favorecen la producción de hormonas sexuales como el estrógeno y la progesterona, las cuales son clave en el ciclo menstrual y la ovulación. Adicionalmente, los Omega-3 pueden mejorar la circulación sanguínea hacia los órganos reproductivos optimizando la entrega de nutrientes esenciales a los ovarios.
Esta vitamina es esencial para la fertilidad y la calidad ovocitaria. Unos niveles adecuados de vitamina D pueden mejorar la tasa de implantación y reducir el riesgo de aborto espontáneo. Se obtiene principalmente de la exposición al sol y de alimentos como los pescados grasos, los lácteos fortificados y la yema de huevo.
Protege los óvulos contra las alteraciones en su desarrollo y regula el ciclo menstrual. Se encuentra en alimentos como las almendras, el aguacate, las espinacas y el aceite de oliva.
Estos minerales son necesarios para la maduración adecuada de los óvulos y juegan un papel en la protección contra el daño celular. El zinc se encuentra en alimentos como las legumbres, las nueces y las semillas, mientras que el selenio está presente en el pescado, las nueces de Brasil y los cereales integrales.
Las vitaminas del grupo B, en especial el ácido fólico (B9), son imprescindibles para la maduración celular y el correcto desarrollo del ADN en los óvulos. Adicionalmente, el ácido fólico es esencial para prevenir malformaciones en el embrión en las primeras etapas de la gestación. Esta vitamina se encuentra en verduras de hoja verde como las espinacas y el brócoli y en legumbres y cereales integrales.
La fibra, presente en alimentos integrales como el arroz, la avena, los cereales y las frutas y verduras, ayuda a mantener los niveles hormonales equilibrados, lo cual es fundamental para la fertilidad. Una dieta rica en fibra puede mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir el síndrome de ovario poliquístico (SOP), una de las principales causas de infertilidad femenina. La fibra también ayuda a eliminar el exceso de estrógenos del cuerpo contribuyendo de esta manera a la regulación del ciclo menstrual.
Mantenerse bien hidratada es otro aspecto esencial para la salud reproductiva. El agua es fundamental para el funcionamiento óptimo de las células, incluido el proceso de ovulación y la salud del moco cervical, que ayuda a los espermatozoides a llegar al óvulo. Se recomienda evitar bebidas azucaradas o con alto contenido en cafeína, ya que pueden afectar negativamente a la fertilidad.
Al igual que es importante incluir alimentos ricos en nutrientes, es fundamental evitar aquellos que pueden perjudicar la calidad de los óvulos. Los alimentos ultraprocesados, ricos en grasas trans, azúcares refinados y aditivos, aumentan la inflamación y el estrés oxidativo. Asimismo, el consumo excesivo de cafeína puede interferir en la absorción de hierro, un mineral esencial en la fertilidad femenina. También es importante reducir el consumo de alcohol y eliminar por completo el tabaco, ya que ambos afectan de manera directa sobre la salud ovárica.
Cuando la calidad de los óvulos es mala y las probabilidades de concebir de manera natural disminuyen, los tratamientos de reproducción asistida se establecen como una opción efectiva para lograr el embarazo. Existen varias técnicas que ayudan a superar las limitaciones propias de una mala calidad ovocitaria:
Estos tratamientos de reproducción asistida ofrecen soluciones para superar los obstáculos que suponen la baja calidad ovocitaria, brindando esperanza a muchas mujeres que desean ser madres. La clave es siempre un diagnóstico adecuado y un plan personalizado, guiado por profesionales de la salud reproductiva. En HM Fertility Center la primera visita es gratuita, pide tu cita ahora mismo a través del siguiente formulario, ¡estamos deseando conocerte!
¿Cómo saber si la calidad de los óvulos es la correcta?
Determinar la calidad de los óvulos no es tan sencillo como medir su cantidad. La reserva ovárica puede evaluarse con pruebas como el análisis de la hormona antimülleriana (AMH) o el recuento de folículos antrales mediante ecografía sin embargo para valorar la calidad ovocitaria de forma precisa antes de intentar el embarazo no hay ningún test directo predictor. Algunos parámetros sí que pueden orientar sobre su calidad como:
- Edad de la mujer: Conforme la mujer envejece, la calidad de sus óvulos tiende a disminuir, sobre todo a partir de los 35 años. Aunque es un indicador indirecto, la edad se considera un factor importante.
- Ciclos de fecundación in vitro (FIV): Cuando se realizan tratamientos de FIV, se puede evaluar la calidad de los óvulos observando su morfología bajo un microscopio tras la recuperación mediante la punción ovárica. Los óvulos “de buena calidad” suelen tener una forma redondeada y un citoplasma homogéneo, sin cuerpos extraños. No obstante aunque un óvulo tenga una morfología adecuada no puede garantizar el éxito en el tratamiento, ya que también hay que tener en cuenta otros aspectos genéticos.
- Respuesta a la estimulación ovárica: En los tratamientos de FIV, los óvulos de buena calidad suelen responder mejor a la estimulación hormonal y tienen mayor posibilidad de ser fecundados y dar lugar a embriones evolutivos.
- Historia reproductiva: Las mujeres con ciclos de fecundación previos en los que se obtienen embriones de baja calidad o presentan fallos de implantación podrían ser debidos a una mala calidad ovocitaria. En estos casos, la realización de un diagnóstico genético preimplantacional (DGP) pueden detectar alteraciones cromosómicas en los embriones que serían secundarias a la baja calidad de los óvulos.
- Niveles hormonales: Aunque no determinan directamente la calidad de los óvulos, altos niveles de FSH (hormona folículo estimulante) o de estradiol pueden ser indicadores de que los ovarios no están produciendo óvulos de forma correcta. Estos niveles hormonales reflejan también una baja reserva ovárica.
¿En qué afecta la calidad de los óvulos a las probabilidades de embarazo?
La calidad de los óvulos está directamente relacionada con la capacidad de ser fecundados y dar lugar a un embrión evolutivo ya que presentan una mayor probabilidad de éxito en la fecundación y de generar embriones buenos, lo cual es esencial tanto para embarazos naturales como en los que resultan de un tratamiento de fecundación in vitro (FIV). Óvulos de mala calidad pueden presentar problemas en la división celular, dando lugar a embriones con alteraciones genéticas que aumentan el riesgo de fallo en la implantación, así como de aborto espontáneo.
Causas de una mala calidad de los óvulos
La principal causa que afecta la calidad de los óvulos es la edad. A partir de los 35 años la calidad ovocitaria comienza a disminuir progresivamente llegando a la edad de los 40 años a superar en número los óvulos de baja calidad a los “óvulos sanos, de buena calidad”. Adicionalmente hay otros factores que pueden influir en la mala calidad como:
- Estilo de vida poco saludable: El consumo de tabaco, alcohol y una mala alimentación contribuyen a una peor calidad ovocitaria.
- Enfermedades ginecológicas: Condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y la endometriosis pueden afectar la calidad de los óvulos.
- Factores genéticos e inmunológicos: Alteraciones hereditarias o problemas en el sistema inmunológico pueden influir en la capacidad de los óvulos para desarrollarse de forma correcta.
- Exposición a toxinas ambientales: El contacto prolongado con sustancias tóxicas como pesticidas, productos químicos o contaminantes puede dañar los óvulos y afectar su viabilidad a largo plazo.
Consejos para mejorar la calidad de los óvulos
Aunque no podemos detener el envejecimiento natural de los óvulos sí que se puede adoptar medidas para mejorar su calidad y optimizar las probabilidades de gestación. Adoptar un estilo de vida saludable junto con ciertos hábitos alimenticios puede marcar una diferencia significativa en la salud reproductiva. A continuación, te ofrecemos algunas recomendaciones clave:
Alimentación saludable
La relación entre alimentación y fertilidad está abalada por estudios que demuestran como determinados nutrientes tienen un impacto positivo directo en la salud ovocitaria y en el entorno reproductivo en general. La calidad de los óvulos al igual que otros aspectos de la salud reproductiva, está influenciada por lo que consumimos diariamente. Una dieta rica en alimentos nutritivos puede mejorar la fertilidad femenina al proporcionar los elementos necesarios para el desarrollo y la maduración correcta de los óvulos.
Antioxidantes
El estrés oxidativo es uno de los principales factores que afecta negativamente a la calidad de los óvulos provocando un daño en las células y en su material genético. Los antioxidantes que están presentes en frutas y verduras como las bayas, los cítricos, las espinacas y las zanahorias tienen un papel importante debido a la neutralización de los radicales libres que son los responsables del daño oxidativo. Consumir alimentos ricos en vitaminas C y E, betacarotenos y selenio ayuda a proteger a los óvulos del envejecimiento prematuro.
Ácidos grasos Omega-3
Los ácidos grasos Omega-3 se encuentran en pescados como el salmón, la caballa y el atún, así como en nueces y semillas de lino. Son fundamentales para la salud reproductiva. Estos ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo mejorando el ambiente del sistema reproductivo. También favorecen la producción de hormonas sexuales como el estrógeno y la progesterona, las cuales son clave en el ciclo menstrual y la ovulación. Adicionalmente, los Omega-3 pueden mejorar la circulación sanguínea hacia los órganos reproductivos optimizando la entrega de nutrientes esenciales a los ovarios.
Vitaminas y minerales esenciales
Vitamina D
Esta vitamina es esencial para la fertilidad y la calidad ovocitaria. Unos niveles adecuados de vitamina D pueden mejorar la tasa de implantación y reducir el riesgo de aborto espontáneo. Se obtiene principalmente de la exposición al sol y de alimentos como los pescados grasos, los lácteos fortificados y la yema de huevo.
Vitamina E
Protege los óvulos contra las alteraciones en su desarrollo y regula el ciclo menstrual. Se encuentra en alimentos como las almendras, el aguacate, las espinacas y el aceite de oliva.
Zinc y selenio
Estos minerales son necesarios para la maduración adecuada de los óvulos y juegan un papel en la protección contra el daño celular. El zinc se encuentra en alimentos como las legumbres, las nueces y las semillas, mientras que el selenio está presente en el pescado, las nueces de Brasil y los cereales integrales.
Complejo de vitaminas B
Las vitaminas del grupo B, en especial el ácido fólico (B9), son imprescindibles para la maduración celular y el correcto desarrollo del ADN en los óvulos. Adicionalmente, el ácido fólico es esencial para prevenir malformaciones en el embrión en las primeras etapas de la gestación. Esta vitamina se encuentra en verduras de hoja verde como las espinacas y el brócoli y en legumbres y cereales integrales.
Fibra
La fibra, presente en alimentos integrales como el arroz, la avena, los cereales y las frutas y verduras, ayuda a mantener los niveles hormonales equilibrados, lo cual es fundamental para la fertilidad. Una dieta rica en fibra puede mejorar la sensibilidad a la insulina y prevenir el síndrome de ovario poliquístico (SOP), una de las principales causas de infertilidad femenina. La fibra también ayuda a eliminar el exceso de estrógenos del cuerpo contribuyendo de esta manera a la regulación del ciclo menstrual.
Hidratación
Mantenerse bien hidratada es otro aspecto esencial para la salud reproductiva. El agua es fundamental para el funcionamiento óptimo de las células, incluido el proceso de ovulación y la salud del moco cervical, que ayuda a los espermatozoides a llegar al óvulo. Se recomienda evitar bebidas azucaradas o con alto contenido en cafeína, ya que pueden afectar negativamente a la fertilidad.
Alimentos a evitar
Al igual que es importante incluir alimentos ricos en nutrientes, es fundamental evitar aquellos que pueden perjudicar la calidad de los óvulos. Los alimentos ultraprocesados, ricos en grasas trans, azúcares refinados y aditivos, aumentan la inflamación y el estrés oxidativo. Asimismo, el consumo excesivo de cafeína puede interferir en la absorción de hierro, un mineral esencial en la fertilidad femenina. También es importante reducir el consumo de alcohol y eliminar por completo el tabaco, ya que ambos afectan de manera directa sobre la salud ovárica.
Tratamientos de reproducción asistida para mejorar las probabilidades de embarazo en casos de mala calidad ovocitaria
Cuando la calidad de los óvulos es mala y las probabilidades de concebir de manera natural disminuyen, los tratamientos de reproducción asistida se establecen como una opción efectiva para lograr el embarazo. Existen varias técnicas que ayudan a superar las limitaciones propias de una mala calidad ovocitaria:
- Fecundación in vitro (FIV): La FIV es uno de los métodos más comunes y exitosos. En este tratamiento, los óvulos se extraen de los ovarios y se fecundan con espermatozoides tras ser depositados en una placa en el laboratorio. Esto permite un control más preciso del proceso, dado que los embriólogos seleccionan los embriones más viables y de mejor calidad pudiendo realizar incluso un diagnóstico genético preimplantacional (DGP) para identificar embriones cromosomicamente sanos (embriones euploides) y así poder transferirlos al útero e incrementar las tasas de gestación.
- ICSI (microinyección espermática): En casos de baja calidad ovocitaria, la ICSI puede ser una alternativa viable. En lugar de esperar a que el espermatozoide fecunde el óvulo por sí solo, en este procedimiento se inyecta directamente un espermatozoide en el óvulo, lo que aumenta las probabilidades de fecundación incluso cuando los óvulos presentan mala calidad
- Donación de óvulos. En casos donde la calidad de los óvulos es extremadamente baja o inexistente, recurrir a la donación de óvulos es la opción más viable. Este tratamiento utiliza óvulos de una donante joven y sana, lo que aumenta drásticamente las probabilidades de lograr un embarazo exitoso.
Estos tratamientos de reproducción asistida ofrecen soluciones para superar los obstáculos que suponen la baja calidad ovocitaria, brindando esperanza a muchas mujeres que desean ser madres. La clave es siempre un diagnóstico adecuado y un plan personalizado, guiado por profesionales de la salud reproductiva. En HM Fertility Center la primera visita es gratuita, pide tu cita ahora mismo a través del siguiente formulario, ¡estamos deseando conocerte!