Tipos de inseminación artificial
Una de las técnicas de reproducción asistida que se pueden utilizar es la inseminación artificial, disponible en diversas modalidades según el origen de los espermatozoides utilizados y el lugar donde éstos son depositados de manera artificial por este procedimiento.
Transcurrido un año tratando de concebir de manera natural sin éxito, procede acudir a la consulta de un especialista en fertilidad para adoptar otras estrategias orientadas a lograr el embarazo. Llegado ese momento, las sospechas de que alguno de los miembros de la pareja presente problemas de fertilidad podrían confirmarse, pero esto no supone un obstáculo definitivo para ver realizado el sueño de ser padres. Tanto si existe un factor masculino leve o incluso grave, un factor femenino leve o si simplemente la mujer opta por la maternidad en solitario, la inseminación artificial será el tratamiento de reproducción asistida de primera opción.
La inseminación artificial (IA) es un tratamiento sencillo, no invasivo y de reducido coste comparado con la fecundación in vitro. Se asemeja bastante al embarazo obtenido mediante relaciones sexuales, ya que igualmente consiste en depositar espermatozoides en el interior de la mujer, aunque por medios artificiales.
Supuestos en los que está indicada la inseminación artificial
La IA sería el procedimiento reproductivo de elección dependiendo de una serie de factores masculinos, femeninos o de la combinación de ambos.
Entre los factores femeninos se encuentran:
- alteraciones anatómicas o funcionales en el cérvix;
- trastornos de la ovulación como el síndrome del ovario poliquístico o la ausencia de ovulación;
- endometriosis leve, cuando las células que revisten el útero crecen fuera del mismo;
- vaginismo o contracción involuntaria de los músculos de la vagina;
- incompatibilidad del aparato reproductor femenino y el esperma del hombre por la producción de anticuerpos que destruyen los gametos masculinos;
- ausencia de pareja masculina;
Los principales factores masculinos por los que se recomienda la IA son:
- problemas de eyaculación: impotencia sexual, eyaculación retrógrada, eyaculación precoz, etc;
- parámetros seminales alterados, como una baja cantidad de espermatozoides en el eyaculado (oligospermia) o escasez de espermatozoides móviles (astenozoospermia). El recuento de espermatozoides móviles debe superar los tres millones tras la capacitación espermática;
- casos de azoospermia (ausencia de espermatozoides en el eyaculado) previa recuperación de espermatozoides mediante biopsia testicular o aspirado del epidídimo y del testículo;
- enfermedad de transmisión sexual que requiera lavados seminales;
- esterilidad de origen desconocido;
En el caso de los hombres que padecen una enfermedad de transmisión sexual y en los que los lavados de semen no garantizan el contagio, o si padece una enfermedad genética transmisible a su descendencia, se descartará el uso del esperma de la pareja y se recurrirá al de un donante.
Requisitos para someterse a una inseminación artificial
La IA es el tratamiento de reproducción asistida que más partidarias tiene por estar considerado un método sencillo y económicamente asumible para ser madre cuando existe algún problema de fertilidad. Sin embargo, no está indicado para cualquier mujer. Para ser candidata a someterse a una inseminación artificial han de cumplirse algunos requisitos:
- tener una edad recomendada inferior a los 35 años;
- contar con una buena reserva ovárica;
- tener unas trompas de Falopio permeables, algo que puede comprobarse mediante una histerosalpingografía;
- no padecer enfermedades infecciosas transmisibles;
- responder a los tratamientos de estimulación ovárica;
- presentar un útero funcional en el que pueda implantarse el embrión.
Fases preparatorias de la inseminación artificial
El proceso comienza con la estimulación ovárica mediante la administración de medicación hormonal para desencadenar el crecimiento folicular y elevar así las tasas de éxito con respecto a un ciclo natural. Así, la paciente se autoadministra gonadotropinas mediante inyecciones subcutáneas pautadas por el especialista, quien supervisará el desarrollo folicular mediante controles ecográficos periódicos.
Cuando uno o dos folículos alcanzan aproximadamente los 18 mm de diámetro, se provoca la ovulación inyectando la hormona hCG. Unas 36 horas después, se programará la inseminación artificial en el centro escogido.
En algunos casos y siempre que la mujer no presente problemas ovulatorios, el especialista podría decidir llevar a cabo la inseminación artificial sin estimulación ovárica, aprovechando la ovulación natural de la mujer, como se relata en este artículo publicado en Human Reproduction Update. Esta estrategia tiene menos eficacia que cuándo se controla el momento de la ovulación con medicación indicada por el especialista.
En paralelo y generalmente el mismo día de la inseminación, la pareja aporta su muestra de semen recién extraída por eyaculación, siempre que no presente problemas para obtener la muestra. En el laboratorio se escogen a los mejores espermatozoides móviles en un proceso denominado capacitación espermática.
La inseminación artificial, paso a paso
La muestra se coloca en una cánula que el ginecólogo introduce por la vagina de la mujer de forma ecoguiada hasta el útero, que saldrán al encuentro del óvulo, ahora sí, de manera natural.
Para suplementar la acción de la ovulación natural se pautará a la paciente progesterona por vía oral o vaginal, así el endometrio estará en las mejores condiciones para que se produzca la implantación.
El procedimiento es ambulatorio e indoloro. Apenas dura unos minutos y no precisa ingreso hospitalario, el reposo posterior no ha demostrado beneficio, aunque sí se suele recomendar vida tranquila en los días posteriores.
Al abandonar la clínica, el especialista recomendará hacer vida normal y evitar deportes de impacto.
A continuación, comienza una espera de dos semanas denominada betaespera, ya que transcurrido ese tiempo la prueba de embarazo que se practicará analizará la hormona beta-hCG permitiendo conocer si se ha producido o no la deseada fecundación.
En esta fase, la paciente o la pareja podrían precisar asistencia psicológica, ya que suelen aparecer la ansiedad y la preocupación ante la incertidumbre del resultado. También es recomendable contar con este apoyo profesional para prepararse emocionalmente frente a un posible fracaso. En cualquier caso, no hay que obsesionarse ni confundir efectos secundarios del procedimiento con síntomas de embarazo. Lo único fiable es la citada prueba realizada en el momento preciso y no antes.
Tipos de inseminación artificial
Diferenciamos varios tipos de inseminación artificial en función del origen de los espermatozoides y del lugar donde son depositados en el interior del cuerpo de la mujer.
Tipos de IA en función del origen de los espermatozoides:
- inseminación artificial homóloga o conyugal, en la que se utilizan los espermatozoides aportados por la pareja masculina;
- inseminación artificial heteróloga o de donante, cuando por alguna razón médica no puede utilizarse el esperma de la pareja o porque la mujer no tiene pareja masculina y hay que recurrir al esperma de un donante.
Las tasas de éxito de la inseminación artificial heteróloga (18-22%) son ligeramente superiores a las de la homóloga (12-13%), ya que las muestras de los donantes proceden de varones sanos que además han sido optimizadas. Cabe tener en cuenta a la hora de analizar estos datos que los mejores resultados se obtienen en mujeres por debajo de los 35 años y que hay que diferenciar entre tasas de embarazo y embarazo a término. Para mayor detalle, la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) publica anualmente su Registro Nacional de Actividad con las estadísticas de las distintas técnicas de reproducción asistida.
Aunque las tasas de éxito de la fecundación in vitro son superiores a las de la inseminación artificial, la hoja de ruta recomendada por los especialistas comenzará por la IA si la mujer no padece problemas graves de fertilidad, el semen cumple criterios de normalidad y la edad y tiempo de infertilidad es favorable. Cabe tener en cuenta que la tasa de éxito tiene efecto acumulativo con sucesivos ciclos de inseminación artificial, por lo que las probabilidades de embarazo van en aumento. Sin embargo, si a partir del cuarto ciclo de inseminación artificial no se consigue el objetivo, se recomienda cambiar de técnica reproductiva.
Pros y contras de la IA
Antes de someterse a este procedimiento, el especialista en fertilidad deberá informar a la pareja de las ventajas y posibles inconvenientes asociados. Entre las ventajas de la IA están las siguientes:
Su coste es menor que el de la FIV y oscila entre los 700 y los 1.000 euros, con semen del cónyuge, pudiendo encarecerse hasta los 1.700 euros con semen de donante y dependiendo de la clínica o de estudios adicionales que se pueden incluir, como el estudio genético de portadores. Estos precios no tienen en cuenta el coste de la medicación ni el de pruebas específicas que se puedan precisar.
- es menos invasiva que la FIV, no requiere anestesia y la estimulación ovárica es más suave que en la FIV.
- siempre recurre a óvulos propios, mientras que la FIV puede llevarse a cabo con óvulos de donante.
- es más parecida a la forma natural de concebir, pero con la ventaja de que se asegura el acercamiento de los mejores espermatozoides con el óvulo y se hace un seguimiento y control de la ovulación