El tratamiento de fecundación in vitro puede ser un camino lleno de incertidumbre por lo que estar preparados para lo que pueda pasar, con información y apoyo del equipo médico, es importante para sobrellevarlo lo mejor posible.
Las parejas que llevan más de un año queriendo ser padres y no logran un embarazo a término de forma natural pueden recurrir a la fecundación in vitro (FIV) para conseguirlo, una opción igualmente válida para las mujeres sin pareja o cuya pareja es otra mujer. Se trata de un tratamiento de fertilidad que consiste en fecundar el óvulo en el laboratorio, bien con espermatozoides de la pareja o provenientes de un banco de semen.
Iniciar un tratamiento de estas características expone a la paciente y a la pareja a un alto grado de incertidumbre y a emociones que hay que aprender a gestionar siguiendo las pautas que ofrecen los centros especializados en reproducción asistida.
En estos equipos es clave la figura del psicólogo, que acompañará a la futura madre o los futuros padres, en la aventura de traer un hijo al mundo.
El primer ciclo del tratamiento de FIV es el que más estrés suele producir a la paciente. Ya que tiene que lidiar con la incertidumbre de saber si puede o no tener un hijo, además de tener que someterse a distintas pruebas a las que tiene que someterse.
Según la Sociedad Española de Fertilidad, el estrés está presente en la mayoría de las personas o de las parejas que tienen problemas de infertilidad. El no saber cuál es la causa de la infertilidad, la duda de si finalmente se conseguirá o no el embarazo, y las preguntas del entorno sobre cuándo van a tener hijos, son factores que generan un estado de estrés importante.
Los altos niveles de confusión, el desconcierto y la ansiedad son aspectos con los que el equipo médico tiene que ir trabajando, tanto antes de empezar el tratamiento de FIV, como durante el proceso.
Entre los síntomas y emociones que pueden surgir al emprender el tratamiento de FIV están los siguientes:
Entre otras cosas, el ejercicio físico promueve el equilibrio hormonal, tonifica y fortalece la musculatura, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, ya que al hacer deporte aumenta la producción de endorfinas, unas hormonas que aumentan la sensación de bienestar y felicidad y que tienen un papel clave en la reducción de la ansiedad y la depresión.
Los ejercicios más recomendados durante el tratamiento de fecundación in vitro son caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar y practicar yoga. Todas estas actividades siempre deben practicarse de manera moderada, con seguridad y siguiendo las recomendaciones del equipo médico.
No obstante, antes de iniciar cualquier programa de ejercicios durante el tratamiento de FIV es recomendable que hables con el médico para que te recomiende los más adecuados para tus circunstancias y capacidades.
Por último, tener una buena higiene del sueño es extremadamente importante para quienes están en tratamiento de FIV, ya que el estrés y la ansiedad pueden afectar a la respuesta a los tratamientos de fertilidad y reducir las posibilidades de éxito.
La FIV es un procedimiento que puede resultar extenuante, tanto física como emocionalmente. Es importante que los pacientes se tomen el tiempo para descansar adecuadamente y mantener una buena higiene del sueño. Esto ayudará a aumentar su energía y su capacidad para lidiar con los desafíos del tratamiento.
Además, el sueño profundo estimula la liberación de hormonas importantes relacionadas con la fertilidad, como la prolactina, la leptina y el cortisol. Dichas hormonas ayudan a regular la ovulación, el ciclo menstrual y la ovulación, por lo que una buena higiene del sueño puede ser útil para mejorar la fertilidad.
Para lograr una buena higiene del sueño, hay algunas recomendaciones que los pacientes pueden seguir. Primero, es importante tratar de establecer un horario para acostarse y levantarse todos los días. Esto ayudará a regular el reloj interno del organismo y a mejorar la calidad del sueño. También es aconsejable evitar las siestas durante el día, ya que pueden interferir con el ciclo normal de sueño-vigilia.
Asimismo, se recomienda evitar la cafeína y el alcohol porque pueden afectar al sueño, y la exposición a la luz azul antes de acostarse, ya que interfiere con la liberación de melatonina, una hormona que regula el ciclo de sueño.
Cada etapa de la FIV, una prueba a superar
La FIV consta de varias etapas que van desde el diagnóstico de la infertilidad hasta la fase final de conseguir un embarazo a término. El primer paso es realizar un estudio exhaustivo para conocer las causas de la infertilidad y determinar si la FIV es el tratamiento más adecuado.
Si es así, el tratamiento comenzará con una estimulación ovárica controlada tras la cual se extraerán los ovocitos, que posteriormente serán fecundados en el laboratorio con espermatozoides de la pareja o de un donante procedente de un banco de semen.
Una vez fecundados, los ovocitos se cultivan en el laboratorio hasta alcanzar la fase de blastocisto, embrión en día 5 o 6. Posteriormente, se transferirá el embrión en fase blastocisto al útero de la mujer.
Los 14 días de espera hasta saber si se ha implantado el embrión son muy importantes para los futuros padres, que deben estar preparados para cualquier desenlace. Para sobrellevar la espera y la gran incertidumbre que genera, es fundamental contar con el apoyo del equipo de especialistas.
Durante el tratamiento de FIV, todas y cada una de las etapas suponen una prueba a superar, pero hacerlo no implica el éxito del tratamiento, ya que en el resultado influyen muchos otros factores. Por eso y como ya hemos dicho, es necesario estar preparados psicológicamente para resolver las situaciones que se vayan planteando.
Las parejas que llevan más de un año queriendo ser padres y no logran un embarazo a término de forma natural pueden recurrir a la fecundación in vitro (FIV) para conseguirlo, una opción igualmente válida para las mujeres sin pareja o cuya pareja es otra mujer. Se trata de un tratamiento de fertilidad que consiste en fecundar el óvulo en el laboratorio, bien con espermatozoides de la pareja o provenientes de un banco de semen.
Iniciar un tratamiento de estas características expone a la paciente y a la pareja a un alto grado de incertidumbre y a emociones que hay que aprender a gestionar siguiendo las pautas que ofrecen los centros especializados en reproducción asistida.
En estos equipos es clave la figura del psicólogo, que acompañará a la futura madre o los futuros padres, en la aventura de traer un hijo al mundo.
El primer ciclo del tratamiento de FIV es el que más estrés suele producir a la paciente. Ya que tiene que lidiar con la incertidumbre de saber si puede o no tener un hijo, además de tener que someterse a distintas pruebas a las que tiene que someterse.
Según la Sociedad Española de Fertilidad, el estrés está presente en la mayoría de las personas o de las parejas que tienen problemas de infertilidad. El no saber cuál es la causa de la infertilidad, la duda de si finalmente se conseguirá o no el embarazo, y las preguntas del entorno sobre cuándo van a tener hijos, son factores que generan un estado de estrés importante.
Los altos niveles de confusión, el desconcierto y la ansiedad son aspectos con los que el equipo médico tiene que ir trabajando, tanto antes de empezar el tratamiento de FIV, como durante el proceso.
Entre los síntomas y emociones que pueden surgir al emprender el tratamiento de FIV están los siguientes:
- Ansiedad. La incertidumbre de no saber qué va a pasar y si se podrá llegar algún día a ser madre o padre, según cada caso, se acrecienta durante las sucesivas fases del tratamiento de FIV.
- Depresión. Es un trastorno frecuente en las personas que tienen problemas de fertilidad. De hecho, los índices son similares a los de pacientes que tienen cáncer, dolor crónico o una enfermedad cardiovascular.
- Enfado. Muchos se preguntan por qué les pasa esto y quieren buscar una explicación a su problema. El enfado puede ser con ellos mismos, con su pareja, el médico, el entorno…
- ‘Nada tiene sentido si no tengo un hijo’. Es una frase repetida por las personas que quieren ser madre o padre y no lo han logrado. A eso hay que sumar las dudas que se plantean sobre la eficacia de los tratamientos de fecundación y qué hacer si fallan.
- Tristeza y esperanza. Las personas con problemas de fertilidad que quieren ser padres se mueven entre la tristeza por no serlo o por un resultado negativo, y la esperanza de conseguirlo, lo que genera un importante estrés emocional.
Recomendaciones para afrontar la FIV
- Busca información veraz y basada en la evidencia. Cuanto más sepas del proceso, más tranquila o tranquilos lo afrontaréis. Es importante contar con un buen centro de tratamiento de fertilidad que os ayude aportando información veraz y apoyo psicológico.
- Toma decisiones con ayuda de los especialistas. Son muchas las incógnitas a las que os enfrentáis y que tenéis que ir resolviendo paso a paso. Es importante confiar en el equipo médico que habéis elegido para gestionar todas las decisiones.
- Cuida a tu pareja y a tu entorno. Es importante estar acompañado por las personas que más te conocen y en las que te puedes apoyar en los momentos más difíciles. Cuidado con centrar todos los temas de pareja en la infertilidad, ya que puede acabar deteriorando la relación.
- Disfruta de los pequeños avances. Las citas con el médico, las pruebas diagnósticas, los análisis, pueden ser muy tediosos. Intenta enfocarte en lo positivo y celebra cada pequeño paso que te acerca a tu objetivo.
- Identifica las situaciones que te producen estrés y tensión e intenta hacerles frente mediante ejercicios de relajación, respiración y meditación.
- Anticípate a los problemas. El fracaso de alguno de los ciclos de FIV puede generar tristeza, ansiedad, desánimo y preocupación. Trabaja con tu psicólogo para anticiparte y aprender a asumir los resultados.
Hábitos de vida saludable
- Seguir una alimentación saludable, basada en la dieta mediterránea, es esencial para el éxito del tratamiento de FIV, ya que una dieta equilibrada puede tener efectos beneficiosos sobre la fertilidad.
- Según un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Atenas (Grecia) y publicado en Human Reproduction, la dieta mediterránea mejora la concentración y motilidad espermática, y aumenta las posibilidades de conseguir un embarazo en las parejas que siguen un tratamiento de reproducción asistida.
- Además, una dieta equilibrada ayuda a combatir el sobrepeso y la obesidad, que en ocasiones están detrás de los problemas de fertilidad, y previene el estrés y la ansiedad, trastornos que desencadenan alteraciones hormonales que afectan el éxito del tratamiento.
Recomendaciones para una alimentación saludable
- Consume alimentos con alto valor nutricional, como frutas y verduras, proteínas magras, granos integrales, lácteos bajos en grasa y alimentos ricos en ácidos grasos omega-3.
- Elije hidratos de carbono integrales no refinados como el pan de trigo integral, de avena o de centeno.
- Limita el consumo de azúcar y alimentos procesados, ya que pueden tener un efecto perjudicial en la salud general y en la fertilidad en particular.
- Toma alimentos ricos en calcio. El calcio es esencial para la salud ósea y el desarrollo de los huesos. Los alimentos ricos en calcio incluyen lácteos bajos en grasa, verduras de hoja verde, nueces y almejas.
- Incorpora alimentos ricos en ácidos grasos omega-3. Estos ácidos grasos son importantes para la salud del corazón. También pueden ayudar a mejorar la calidad del óvulo y del semen. Los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 incluyen salmón, atún, huevos, nueces y semillas.
- Bebe mucha agua. El agua es la mejor fuente de hidratación y siempre debería ser la primera opción. Limita el consumo de otras bebidas, como los zumos o las bebidas carbonatadas, que tienen un alto contenido de azúcares.
Entre otras cosas, el ejercicio físico promueve el equilibrio hormonal, tonifica y fortalece la musculatura, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, ya que al hacer deporte aumenta la producción de endorfinas, unas hormonas que aumentan la sensación de bienestar y felicidad y que tienen un papel clave en la reducción de la ansiedad y la depresión.
Los ejercicios más recomendados durante el tratamiento de fecundación in vitro son caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar y practicar yoga. Todas estas actividades siempre deben practicarse de manera moderada, con seguridad y siguiendo las recomendaciones del equipo médico.
No obstante, antes de iniciar cualquier programa de ejercicios durante el tratamiento de FIV es recomendable que hables con el médico para que te recomiende los más adecuados para tus circunstancias y capacidades.
Por último, tener una buena higiene del sueño es extremadamente importante para quienes están en tratamiento de FIV, ya que el estrés y la ansiedad pueden afectar a la respuesta a los tratamientos de fertilidad y reducir las posibilidades de éxito.
La FIV es un procedimiento que puede resultar extenuante, tanto física como emocionalmente. Es importante que los pacientes se tomen el tiempo para descansar adecuadamente y mantener una buena higiene del sueño. Esto ayudará a aumentar su energía y su capacidad para lidiar con los desafíos del tratamiento.
Además, el sueño profundo estimula la liberación de hormonas importantes relacionadas con la fertilidad, como la prolactina, la leptina y el cortisol. Dichas hormonas ayudan a regular la ovulación, el ciclo menstrual y la ovulación, por lo que una buena higiene del sueño puede ser útil para mejorar la fertilidad.
Para lograr una buena higiene del sueño, hay algunas recomendaciones que los pacientes pueden seguir. Primero, es importante tratar de establecer un horario para acostarse y levantarse todos los días. Esto ayudará a regular el reloj interno del organismo y a mejorar la calidad del sueño. También es aconsejable evitar las siestas durante el día, ya que pueden interferir con el ciclo normal de sueño-vigilia.
Asimismo, se recomienda evitar la cafeína y el alcohol porque pueden afectar al sueño, y la exposición a la luz azul antes de acostarse, ya que interfiere con la liberación de melatonina, una hormona que regula el ciclo de sueño.
Cada etapa de la FIV, una prueba a superar
La FIV consta de varias etapas que van desde el diagnóstico de la infertilidad hasta la fase final de conseguir un embarazo a término. El primer paso es realizar un estudio exhaustivo para conocer las causas de la infertilidad y determinar si la FIV es el tratamiento más adecuado.
Si es así, el tratamiento comenzará con una estimulación ovárica controlada tras la cual se extraerán los ovocitos, que posteriormente serán fecundados en el laboratorio con espermatozoides de la pareja o de un donante procedente de un banco de semen.
Una vez fecundados, los ovocitos se cultivan en el laboratorio hasta alcanzar la fase de blastocisto, embrión en día 5 o 6. Posteriormente, se transferirá el embrión en fase blastocisto al útero de la mujer.
Los 14 días de espera hasta saber si se ha implantado el embrión son muy importantes para los futuros padres, que deben estar preparados para cualquier desenlace. Para sobrellevar la espera y la gran incertidumbre que genera, es fundamental contar con el apoyo del equipo de especialistas.
Durante el tratamiento de FIV, todas y cada una de las etapas suponen una prueba a superar, pero hacerlo no implica el éxito del tratamiento, ya que en el resultado influyen muchos otros factores. Por eso y como ya hemos dicho, es necesario estar preparados psicológicamente para resolver las situaciones que se vayan planteando.