Los mitos sobre la fertilidad extienden falsas creencias sobre la concepción que en ocasiones impiden que se tomen decisiones adecuadas a la hora de plantearse la paternidad. Ante cualquier duda o problema de fertilidad, es importante consultar con el especialista para que nos ayude a resolverlos con información basada en la evidencia.
Desde la antigüedad, la fertilidad ha estado rodeada de mitos y creencias populares que, en muchos casos, carecen de fundamento científico. Estos mitos sobre la fertilidad pueden tener un gran impacto en las personas que están tratando de tener hijos, influyendo en sus comportamientos y expectativas, causando una frustración innecesaria.
La decisión de tener hijos es uno de los aspectos más significativos de la vida de una persona. Sin embargo, en el camino hacia la paternidad y la maternidad, las ideas equivocadas referentes a la fertilidad pueden influir de manera negativa en la toma de decisiones.
Los mitos sobre fertilidad humana a menudo se propagan de boca en boca y hoy más rápidamente a través de las redes sociales, creando una gran confusión en torno a este tema de gran interés.
Estas pseudoteorías pueden generar ansiedad e incluso desesperación en quienes intentan ser padres. Algunos de los más extendidos incluyen la idea de que la fertilidad es eterna y que siempre es posible concebir, que solo las mujeres son responsables de los problemas de fertilidad, o que ciertas prácticas o rituales pueden aumentar las posibilidades de conseguir un embarazo.
Desmitificar las ideas erróneas puede ayudar a las personas que quieren tener un hijo a tomar decisiones informadas y buscar el apoyo que necesitan en su viaje hacia la paternidad.
A continuación, vamos a repasar y explicar algunos de los mitos sobre fertilidad más extendidos:
Mito 1: La mujer siempre es la responsable de los problemas de fertilidad.
Uno de los mitos sobre fertilidad más extendidos es la idea de que la responsabilidad de la fertilidad recae única y exclusivamente en la mujer. Sin embargo, es un asunto compartido entre ambos miembros de la pareja.
Tal y como explica la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), en aproximadamente el 30 % de los casos, la causa se encuentra en problemas femeninos; en otro 30 %, en problemas masculinos; en un 30 % adicional, se trata de una combinación de factores, de manera que ambos miembros de la pareja presentan problemas; mientras que en el 10 % restante la causa de los trastornos de fertilidad es de origen desconocido.
Mito 2: La edad no afecta a la fertilidad masculina.
Si bien es cierto que la fertilidad masculina no se ve afectada de manera tan radical por la edad como la femenina, el envejecimiento también influye en la capacidad reproductiva del hombre, ya que la calidad del esperma se puede ver afectada con el paso de los años y dificultar la concepción.
En el caso de la mujer, el impacto de la edad en la fertilidad es más drástico y los datos que aporta la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) son reveladores: en la etapa de máxima fertilidad de la mujer, que coincide con la tercera década de su vida, la probabilidad de quedar embarazada no supera el 25 %, porcentaje que cae vertiginosamente a partir de los 32 años.
Mito 3: Algunas posiciones sexuales favorecen la concepción.
Existe una creencia común de que ciertas posturas sexuales favorecen la concepción, como la del misionero o elevar las piernas durante el coito. Sin embargo, no hay evidencia científica sólida que respalde esta afirmación. La postura en la que se lleve a cabo la relación sexual no afecta a la fertilidad.
Mito 4: Las mujeres no pueden concebir durante la regla.
Las posibilidades de concebir son más bajas durante la menstruación, pero no son nulas. Las mujeres tienen ciclos menstruales diferentes y, en algunos casos, la ovulación puede ocurrir temprano en el ciclo, lo que aumenta la probabilidad de concebir si se mantienen relaciones sexuales sin protección.
Mito 5. Los anticonceptivos causan infertilidad.
Este mito sobre fertilidad ha sido una importante causa de preocupación entre las mujeres que toman anticonceptivos. Pero la realidad es que los anticonceptivos, ya sean píldoras, parches o dispositivos intrauterinos (DIU), no causan infertilidad, independientemente del tiempo que se usen.
Mito 6. Si te relajas y evitas el estrés, seguro que te quedas embarazada.
En ocasiones se recomienda a las mujeres que se quieren quedar embarazadas que se relajen, sugiriendo que el estrés es la causa principal de los problemas de fertilidad. Efectivamente, en algunos casos el estrés puede afectar a la fertilidad, pero no es el motivo principal de infertilidad, ya que ésta se debe a causas multifactoriales que suelen tener un impacto mucho mayor que el estrés en la fertilidad.
Mito 7. Ya he tenido un hijo, así que no tengo problemas de fertilidad.
Haber tenido un hijo no garantiza que se pueda volver a concebir o que no haya problemas de fertilidad en el futuro. La fertilidad puede verse afectada por diversos factores, como la edad y problemas hormonales o de salud, independientemente de si ya se ha tenido un hijo.
Además, puede producirse lo que se denomina infertilidad secundaria, que consiste en la incapacidad para llevar a término un embarazo después de haber tenido uno o más hijos biológicos. La infertilidad secundaria puede tener su origen en numerosos factores, como el envejecimiento, problemas hormonales, infecciones, trastornos uterinos o de los órganos reproductivos, entre otros.
Mito 8. Hay menos probabilidad de conseguir un embarazo con un embrión congelado.
La criopreservación de embriones es una técnica muy utilizada en reproducción asistida y no afecta negativamente a la capacidad del embrión de implantarse y desarrollarse en el útero. De hecho, la tasa de éxito con embriones congelados es comparable a la de embriones transferidos sin congelar previamente.
Mito 9. Mientras tenga la regla, seguiré siendo fértil.
Aunque los ciclos menstruales regulares indican que la mujer ovula, no garantizan la fertilidad. Otros factores, como la calidad de los óvulos, la salud del útero y la permeabilidad de las trompas de Falopio, también pueden influir en la fertilidad.
Mito 10. Fumar no afecta a la fertilidad.
El tabaquismo disminuye las probabilidades de concebir tanto de manera espontánea como mediante tratamientos de reproducción asistida en hombres y mujeres. Esto se debe a que la nicotina y otros componentes nocivos del tabaco causan alteraciones endocrinas que repercuten negativamente en el funcionamiento de glándulas como el tiroides, la glándula adrenal y la pituitaria, así como en las funciones testiculares y ováricas. Si fumas y quieres tener un hijo, es importante que abandones este hábito mucho antes de intentar concebir.
Mito 11. Siempre se pueden conocer las causas de infertilidad.
Si bien la medicina ha avanzado considerablemente en el diagnóstico de problemas de fertilidad, no todos los casos tienen una causa identificable. A veces, los médicos no encuentran una explicación y, según la SEF, se estima que el 10 % de los casos de infertilidad es de origen desconocido.
Mito 12. Las técnicas de reproducción asistida siempre funcionan.
Aunque los tratamientos de reproducción asistida han permitido concebir a muchas parejas, no siempre garantizan el éxito en cada intento. La tasa de éxito varía según diversos factores, como la edad, la causa de la infertilidad, la calidad de los óvulos y de los espermatozoides, e incluso la experiencia de la clínica de reproducción asistida en el que se realiza.
Mito 13. Las técnicas de reproducción asistida siempre causan embarazos múltiples.
En la actualidad, la mayoría de los tratamientos de fertilidad, como la fecundación in vitro, permiten controlar la cantidad de embriones transferidos. La tendencia es transferir un solo embrión en la mayoría de los casos. Esto ha llevado a una disminución significativa de los embarazos múltiples asociados con estos tratamientos.
Mito 14. La alimentación no influye en la fertilidad.
La alimentación y la fertilidad están estrechamente relacionadas, tanto en hombres como en mujeres. De hecho, seguir una dieta equilibrada y saludable es fundamental para mantener una buena función reproductiva.
Algunos aspectos clave que demuestran cómo la alimentación puede influir en la fertilidad incluyen:
- Peso corporal: Tanto el exceso como la falta de peso afectan negativamente a la fertilidad. El sobrepeso u obesidad pueden interferir con la ovulación y reducir la calidad del esperma, según explican expertos de la SEGO. Por el contrario, tener un peso por debajo de lo recomendado puede provocar trastornos menstruales o incluso interrumpir la ovulación.
- Selección de nutrientes esenciales: Una dieta rica en vitaminas, minerales y grasas saludables (omega-3) mejora la salud reproductiva, ya que ayuda a mantener un equilibrio hormonal adecuado, y mejora la calidad de los óvulos y de los espermatozoides.
- El consumo habitual de antioxidantes, presentes en frutas y verduras, nueces y semillas, puede proteger a las células del daño oxidativo y prevenir el deterioro de la función reproductiva.
- Azúcares y carbohidratos refinados: Tomar demasiada cantidad de azúcar y carbohidratos refinados puede desencadenar picos de insulina y causar desequilibrios hormonales, afectando a la ovulación y a la calidad del esperma.
- Grasas saturadas y trans: Se relacionan con una disminución de la fertilidad en las mujeres y una menor calidad del esperma en los hombres.
- Consumo de alcohol y cafeína: La ingesta excesiva de estas bebidas puede afectar a la fertilidad en ambos sexos. De hecho, los niveles elevados de cafeína parecen aumentar el riesgo de aborto espontáneo, mientras que el alcohol puede disminuir la calidad del esperma y afectar a la ovulación.
En todo caso, es importante tener en cuenta que cada persona es diferente, y la fertilidad puede verse afectada por múltiples factores, incluyendo cirugías, enfermedades y sus tratamientos, factores genéticos y ambientales.
Si estás intentando concebir y te preocupa que puedas tener problemas de fertilidad, llámanos al 900 11 10 10 para que te orientemos en todo el proceso y te resolvamos todas tus dudas.