El factor más determinante a la hora de lograr un embarazo reside en la edad de la mujer que desea gestación, puesto que con los años, la calidad ovocitaria desciende. Otro factor a tener en cuenta es la reserva ovárica de la mujer o la cantidad de óvulos con que cuenta en un momento determinado. Como nos recuerda la Sociedad Española de Fertilidad, una baja reserva puede influir negativamente. Es por ello que es importante valorarlo en la consulta, puesto que si asociamos baja reserva ovárica y el empeoramiento de la calidad, que se agrava exponencialmente a partir de los 35 años, el pronóstico reproductivo se reduce.
La buena noticia es que nada de esto imposibilita el embarazo, gracias a la fiabilidad de los tests de baja reserva ovárica y los avances en la medicina reproductiva. Cada vez más mujeres confían en los buenos resultados de las técnicas de reproducción asistida y la vitrificación de óvulos para preservar su fertilidad, a lo que hay que sumar el último recurso de la ovodonación y líneas de investigación como el rejuvenecimiento ovárico.
Se da mucho peso a la cantidad de reserva ovárica y lo importante es la calidad. A medida que la edad avanza, el potencial reproductivo de la mujer irá bajando, al reducirse, tanto la reserva ovocitaria, como la calidad de los ovocitos.
A partir de los 30 años de edad, la calidad ovocitaria empieza a caer, siendo este descenso mucho más evidente a partir de los 35 años. La reserva ovárica mengua a lo largo de la vida y de forma gradual, pero lo realmente importante es la calidad. Aunque haya poco, si es de calidad y la paciente es joven, hay altas posibilidades de éxito.
En cada ciclo, decenas de óvulos en la reserva pugnan por ser los elegidos, ya que la mujer solo ovula uno cada vez y el resto, son descartados. Este proceso de selección natural se produce incluso durante la niñez, el embarazo y el tratamiento con anticonceptivos.
Hasta donde la medicina ha avanzado actualmente, la realidad es que la reserva ovárica no puede aumentar, al contrario, disminuye y se agota gradualmente y, en ocasiones, de forma precoz.
Según los expertos en Ginecología, si la calidad se ha mantenido, la capacidad de embarazo va a depender más de la edad de los óvulos que de cuántos le queden a la mujer en un momento determinado de su vida fértil.
Dado que una baja reserva ovárica no presenta síntomas, las dificultades para concebir o las irregularidades menstruales pueden ser indicativas para hacerse pruebas más específicas. Como explica la American Society for Reproductive Medicine, los principales tests de reserva ovárica son básicamente dos, muy sencillos y nada invasivos: el recuento de folículos antrales y un análisis de la hormona antimulleriana.
La hormona antimulleriana (AMH) es producida parcialmente por los denominados folículos antrales. Evaluar sus niveles resulta determinante para comprobar el estado de la reserva ovárica. Para ello, se necesita un simple análisis de sangre que puede hacerse en cualquier momento del ciclo menstrual, ya que el resultado se mantiene inalterable a lo largo del mismo. Los valores normales de AMH se sitúan entre 1,1 y 3,5 ng/ml, por debajo de los cuales podemos hablar de baja reserva ovárica. Complementariamente, se pueden analizar los niveles de otras hormonas que también intervienen en el ciclo ovárico, como FSH, LH, progesterona y estradiol.
En cualquier caso, según un estudio publicado en la revista JAMA, aunque los biomarcadores indiquen que la reserva ovárica está disminuida en comparación con una reserva ovárica normal esto no tiene por qué asociarse necesariamente a una reducida fertilidad. Así lo comprobaron los investigadores en un grupo de mujeres entre los 30 y los 44 años sin antecedentes de infertilidad y que habían intentado concebir durante tres meses o menos. Esto confirma que, aunque una paciente tenga una baja reserva ovárica, si su edad es adecuada, el óvulo puede ser de buena calidad y las expectativas de embarazo serán buenas.
Como hemos dicho, una baja reserva ovárica no imposibilita el embarazo. De hecho, un estudio publicado por Medical Science Monitor concluye que las mujeres jóvenes con baja reserva ovárica y baja tasa de óvulos y embriones adquiridos, en cambio presentan altas posibilidades de conseguir embriones de buena calidad, con altas posibilidades de gestación.
La medicina reproductiva pone a disposición de las mujeres con baja reserva ovárica un abanico de avanzadas técnicas que se adaptan a cada circunstancia:
- La Inseminación Artificial (IA) es la técnica de reproducción asistida más sencilla y consiste en depositar de forma no natural una selección de espermatozoides en el aparato reproductor de la mujer. Suele ser la primera opción y requiere la previa estimulación ovárica.
- La Fecundación In Vitro (FIV) es una técnica más compleja especialmente indicada en mujeres con baja reserva ovárica. Mediante estimulación ovárica es posible desarrollar varios folículos en un mismo ciclo para extraer varios óvulos maduros con una punción folicular. La fecundación se efectúa en laboratorio y posteriormente se implantan los embriones que prosperan en el útero de la mujer.
- La vitrificación de óvulos, recomendada en la franja entre los 18 y los 35 años, permite preservar la fertilidad de la mujer y la calidad de los óvulos más allá de la edad reproductiva óptima. Esta técnica permite almacenar los ovocitos criopreservados en nitrógeno líquido indefinidamente y disponer del propio material genético. Dado que las mujeres cada vez posponen más el momento de ser madres, esta opción incrementa las posibilidades de un embarazo exitoso en edades avanzadas usando ovocitos propios.
- La vitrificación de óvulos, recomendada en la franja entre los 18 y los 35 años, permite preservar la fertilidad de la mujer y la calidad de los óvulos más allá de la edad reproductiva óptima. Esta técnica permite almacenar los ovocitos criopreservados en nitrógeno líquido indefinidamente y disponer del propio material genético. Dado que las mujeres cada vez posponen más el momento de ser madres, esta opción incrementa las posibilidades de un embarazo exitoso en edades avanzadas usando ovocitos propios.
- Nuevas técnicas en fase de investigación, como la fragmentación ovárica o la infusión de células madre de la médula ósea en la arteria ovárica, están dando buenos resultados en la reactivación de ovarios con baja respuesta y como terapia de rejuvenecimiento ovárico.
- La ovodonación o recurrir a óvulos de donantes es la última opción, a la que se recurre cuando los óvulos propios son escasos o de mala calidad. Su principal ventaja es contar con óvulos de alta calidad en un momento vital y en unas circunstancias en las que, de forma natural, no sería posible. Las altas tasas de éxito hacen que el desgaste emocional sea menor que con otras técnicas.
Aunque no es posible aumentar la reserva ovárica ni los niveles de hormona antimulleriana, sí se puede contribuir a una mayor efectividad de los tratamientos de reproducción asistida y de estimulación ovárica mediante hábitos de vida saludables. Éstos incluyen una correcta nutrición, el mantenimiento de un IMC óptimo, la reducción del estrés, la supresión del consumo de sustancias tóxicas y la práctica regular de ejercicio físico.