En qué consiste el sangrado de implantación

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¿Cómo es el sangrado de implantación?

Alrededor de un tercio de las mujeres embarazadas experimentarán un sangrado de implantación pocos días después de la ovulación que puede ser confundido con la menstruación o con algún problema asociado a la gestación, pero que no tiene por qué ser preocupante.

El sangrado de implantación, de aparecer, suele hacerlo entre los días 21 y 24 del ciclo menstrual, los días previos a la aparición de la siguiente regla prevista, por lo que distinguir si se trata de uno u otra es complicado para alguien con ciclos irregulares o que no lleve un control de los mismos.

Cuando se está buscando el embarazo a través de técnicas de reproducción asistida, esta situación puede generar aún más estrés y preocupación, ante la incertidumbre de si se trata de algo negativo para que prospere un potencial y deseado embarazo. Por el contrario y como también se considera un síntoma de embarazo, podría dar lugar a esperanzas con mayor o menor fundamento. Para salir de dudas, es importante no buscar un autodiagnóstico, porque es el especialista quien debe valorar la situación y hacer las comprobaciones que procedan.

El sangrado de implantación se explica porque durante las primeras semanas de embarazo aumenta la irrigación sanguínea del útero y éste sangra más fácilmente. Si bien la fecundación del óvulo, es decir, su unión con el espermatozoide a su paso por las trompas de Falopio, no da síntomas ni provoca molestias, cuando el embrión anida en las paredes del útero rompe algunos vasos sanguíneos de dichas paredes para establecer nuevas conexiones que le permitan el intercambio de oxígeno y nutrientes con la madre. Esto puede provocar un leve sangrado que presenta diferencias con el de la menstruación y que no debería ser doloroso.

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Diferencias entre el sangrado de implantación y la regla

La textura, el color, la intensidad y la duración de cada uno de estos sangrados presentan diferencias que nos pueden sacar de dudas ante la incertidumbre de si el tratamiento de reproducción asistida ha tenido o no éxito:

  • El sangrado de implantación puede durar desde unas horas hasta dos días, mientras que la menstruación puede prolongarse entre cuatro y siete días;
  • El color del sangrado de implantación es más bien oscuro y está entre el rojo y el marrón, mientras que el de la menstruación es rojo brillante;
  • La textura del sangrado de implantación es acuosa y no presenta coágulos, frente al de la menstruación que es espeso y pegajoso;
  • En términos de cantidad, el sangrado de implantación es escaso frente al de la regla, que suele ser abundante, especialmente los primeros días.

Como hemos dicho, el sangrado de implantación es un indicio precoz de embarazo, pero hacer el test de comprobación en ese momento puede no ser fiable. Es preferible esperar a cuando estaría prevista la llegada de la siguiente regla, si ésta no llega. Es entonces cuando la hormona beta-hCG o gonadotropina coriónica humana secretada por el embrión presenta unos niveles detectables. Si el test diese positivo y el sangrado persistiese con cierta intensidad y acompañado de dolor intenso en el bajo vientre, podemos encontrarnos ante un riesgo de aborto precoz o ante una gestación extrauterina, como es el caso del embarazo ectópico.

Hay que distinguir también el sangrado de implantación del sangrado del cuello del útero, que durante la gestación puede producirse tras mantener relaciones sexuales o después de una exploración ginecológica, simplemente por rozamiento. No suele tardar en remitir y lo hace espontáneamente.

Qué hacer cuando se produce el sangrado de implantación

Algunas recomendaciones en caso de experimentar sangrado de implantación son:

  • No es previsible, ni tratable con medicación.
  • No precisa reposo.
  • No están contraindicadas las relaciones sexuales.
  • Debe evitarse el uso de tampones.
  • Es preferible vestir ropa íntima de algodón.
  • No es perjudicial bañarse, al contrario, las medidas higiénicas son recomendables, si bien en caso de sangrado abundante hay que evitar los baños por inmersión.

Un inconveniente asociado al sangrado de implantación es que, al poderse confundir con la menstruación, puede dar lugar a errores a la hora de datar la gestación y la fecha probable de parto. Por otra parte, la aparición de este tipo de sangrado no está asociada a un riesgo de aborto, ni tampoco implica necesariamente que en próximos embarazos se vaya a repetir dicho sangrado.

Someterse a técnicas de reproducción asistida no eleva las probabilidades de experimentar un sangrado de implantación. Tampoco la transferencia repetida de embriones al útero mediante estas técnicas es garantía de que se produzca finalmente dicha implantación. De hecho, los aspectos moleculares que regulan las interacciones entre endometrio y embrión favoreciendo o no el proceso de implantación están siendo estudiados a fondo. Esto permitirá entender mejor las causas de los fallos repetidos de implantación en los que en ocasiones encallan sucesivas transferencias embrionarias en el marco de una estrategia de reproducción asistida. Cuando los embriones son de buena calidad y el útero es normal, el fallo puede deberse al embrión, a la madre y, en algunos casos, a ambos, según se explica en un estudio publicado en Minerva Ginecologica.

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Otros síntomas de embarazo

El sangrado de implantación puede ir acompañado de otros síntomas tempranos de embarazo, algunos de ellos comunes a los premenstruales:

  • Senos hinchados.
  • Cólicos o leves molestias en el bajo vientre.
  • Fatiga.
  • Dolor de cabeza.
  • Vómitos o náuseas.
  • Diarrea, estreñimiento o acidez.
  • Cambios de humor.
  • Más ganas de orinar.
  • Antojos.

La incertidumbre provocada por los tratamientos puede llevar a la mujer a convencerse de que experimenta alguno o todos los síntomas. Lo mejor es afrontar la situación lo más relajadamente posible, optando por actividades que contribuyan a ello y así poder hacer una valoración más objetiva, en caso de que efectivamente se estén dando estos cambios físicos.

Si el sangrado o alguno de los síntomas te preocupa lo mejor es que consultes con tu ginecólogo antes de tomar alguna decisión, como dejar la medicación en casos de tratamientos de reproducción asistida.

Otros tipos de sangrado que sí representan un riesgo

Aproximadamente, un cuarto de las mujeres gestantes experimentarán sangrado vaginal en el primer trimestre del embarazo. Para valorar si se trata de algo preocupante, el especialista necesitará que la paciente le diga si tiene dolor y cuál es la cantidad de sangrado. Un sangrado igual o más abundante que el de la menstruación y acompañado de dolor se asocia a un riesgo de pérdida temprana del embarazo, conocido como amenaza de aborto. La confirmación clínica la darán unos valores anormales de la hormona gonadotropina coriónica humana y una ecografía transvaginal. Pero no está demostrado que ni el reposo, ni el tratamiento con progestágenos prevengan esa pérdida. Todo esto se explica en un estudio publicado por American Family Physician.

Al margen del sangrado de implantación, otras posibles causas de sangrado en diferentes fases del embarazo que sí representan un riesgo para la viabilidad de la gestación son:

  • Placenta previa. Se produce cuando la placenta se encuentra en posición baja, taponando el conducto cervical y provocando pequeños sangrados. Precisa valoración urgente del especialista y ocurre cuándo el embarazo está más avanzado;
  • Desprendimiento de placenta. Es poco habitual, se suele producir hacia el segundo o tercer trimestre y sus síntomas son dolor abdominal y sensación de tripa dura. Precisa valoración urgente del especialista;
  • Sangrado cervical. Como hemos comentado, puede deberse al rozamiento o movimiento por actividad sexual, por la instrumentación utilizada en una prueba ginecológica o incluso por la práctica de ejercicio físico. Sin embargo, también puede asociarse a una patología cervical como un pólipo o lesiones cervicales provocadas, por ejemplo, por el virus del papiloma humano. Debe ser valorado por un especialista que determinará de donde procede el sangrado;
  • Infección transmitida vía sexual como la tricomoniasis. Si se trata precozmente, puede no representar un problema de salud para el bebé;
  • Embarazo ectópico. Sucede cuando el embrión se implanta fuera del útero, por ejemplo, en la trompa de Falopio. Cuando aparece, suele ocurrir hacia la sexta semana de embarazo, aunque podría ser más tarde. Puede ir acompañado de sangrado, dolor en una parte localizada del vientre, calambres y molestias al orinar. Requiere intervención quirúrgica o tratamiento farmacológico para poner fin a ese inviable embarazo;
  • Vasa previa. Ocurre raras veces, pero sucede cuando los vasos sanguíneos que van desde la placenta al cordón atraviesan las membranas sin la protección del cordón umbilical ni de la placenta, por delante del orificio cervical. Si se rasgan, puede provocar sangrado vaginal y el bebé puede perder una cantidad importante de sangre que ponga en riesgo su vida;

En estadios avanzados del embarazo, se producen sangrados dentro de lo esperado, por ejemplo, al expulsar el tapón mucoso que da paso a las contracciones, durante los trabajos del parto y después del mismo, así como en la cuarentena. Sin embargo, sí puede ser potencialmente peligroso para la mujer si se produce un sangrado excesivo horas después del parto a causa de la presencia en el útero de restos placentarios, la aparición de lesiones en la cavidad uterina provocadas durante el parto, la falta de tono del útero y problemas de coagulación. En estos supuestos, la mujer puede precisar incluso transfusiones de sangre.

No se han identificado características concretas que predispongan a la mujer a sangrar en etapas tempranas del embarazo. Por ejemplo, las mujeres que habitualmente tienen una menstruación fuerte no parecen tener más riesgo de sangrar durante el embarazo, en todo caso, demostraron tener menor riesgo, según un estudio publicado por Human Reproduction. Este mismo estudio concluye que casi todas las mujeres que participaron en la investigación y sangraron tuvieron un embarazo exitoso.

En general, para determinar las causas de sangrado durante el embarazo, el especialista tendrá que realizar un examen vaginal o pélvico, una ecografía y/o un análisis de sangre para comprobar los niveles hormonales. En algunas ocasiones no se puede determinar la causa de sangrado. Si los síntomas son severos, la paciente puede requerir hospitalización y monitorización.

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