LA CRIOPRESERVACIÓN DE ÓVULOS, UNA APUESTA DE FUTURO
La criopreservación de óvulos es una opción segura y efectiva para las mujeres que desean aplazar la experiencia de la maternidad o aquellas que se enfrentan a situaciones que pueden afectar a su fertilidad, como los tratamientos oncológicos.
La criopreservación de óvulos, también llamada vitrificación o crioconservación de ovocitos maduros, es un método que permite conservar el potencial reproductivo de las mujeres de cara al futuro.
Desde 2013, a instancias de una recomendación de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM), la técnica de vitrificación/desvitrificación abandonó el ámbito experimental y se empezó a utilizar como procedimiento dirigido, entre otras finalidades, a la reproducción asistida.
Inicialmente, la criopreservación de óvulos estaba prácticamente restringida a los casos de mujeres que tenían que someterse a algún tipo de tratamiento médico que pudiera afectar a su capacidad de ser madres.
Sin embargo, en la actualidad, es una técnica que se recomienda a todas las mujeres que quieren retrasar su maternidad, pero desean preservar su fertilidad y, de hecho, se trata de uno de los métodos más comunes en las clínicas de reproducción asistida de todo el mundo.
Los especialistas coinciden en que lo ideal es recurrir a la criopreservación de óvulos en torno a los 30 años y, siempre, antes de los 35. La razón de la recomendación es tratar de aprovechar el momento en el que la fertilidad es óptima.
Así, y según se refleja en el documento sobre esta técnica elaborado por la ASRM, habitualmente, la congelación de óvulos funciona mejor en las mujeres cuyas edades se sitúan en el rango de edad entre los 20 y principios de los 30 años, y no se recomienda en mayores de 38 años.
Además, hay otras particularidades de este método que es necesario tener en cuenta:
- Cuando la mujer decida hacer uso de sus óvulos criopreservados deberá someterse a una fecundación in vitro (FIV) para obtener de esta forma el embrión en el laboratorio y, posteriormente, implantarlo en el útero;
- El hecho de utilizar un óvulo criopreservado, incluso cuando es obtenido en un momento óptimo de la fertilidad, no garantiza al 100% que se vaya a conseguir el embarazo;
- A diferencia de la criopreservación de embriones, la criopreservación de óvulos no requiere de espermatozoides, ya que los óvulos no se fecundan antes de congelarse;
- El riesgo de aborto espontáneo en los embarazos obtenidos a partir de óvulos criopreservados depende principalmente de la edad de la mujer en el momento de congelar los óvulos.
En qué casos está indicada la criopreservación
Estas son las principales circunstancias en las que se recurre a la criopreservación de óvulos:
- Aplazamiento de la maternidad. En mujeres que no se plantean ser madres a corto plazo y deciden retrasar el embarazo;
- Pacientes oncológicas. Según una encuesta llevada a cabo por la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), la congelación de óvulos es el tratamiento más común en las mujeres con cáncer de mama cuando deciden recurrir a alguna técnica de preservación de la fertilidad. Concretamente, un 86,9% de las encuestadas comentaron esta posibilidad. En relación con esto, el informe también reflejó que un 73,6% de estas mujeres considera que la preservación de la fertilidad debería ser una cuestión a tener en cuenta en el momento del diagnóstico, mientras que un 15,6% reconoce que no dispuso de información al respecto, aunque le hubiera gustado;
- Trastornos o enfermedades que pueden afectar a la fertilidad. Es una opción para mujeres que padecen problemas de salud, como endometriosis, enfermedades autoinmunes (lupus, por ejemplo), baja reserva ovárica o quistes ováricos de características benignas;
- Menopausia precoz. Se recomienda recurrir a esta técnica en aquellos casos en los que, previo estudio, y teniendo en cuenta los antecedentes familiares, se determine que hay riesgo de desarrollar una menopausia precoz (antes de los 45 años). Es habitual que estas mujeres tengan su reserva ovárica muy disminuida y que su “tiempo de fertilidad” sea menor al que le corresponde por su edad, por lo que se aconseja que congelen los óvulos antes incluso de los 30 años, para asegurar la calidad de los mismos.
1. Estimulación ovárica. Previamente a este paso es habitual someter a la mujer a un análisis de sangre para evaluar el estado de la reserva ovárica, entre otros parámetros, y precisar la potencial respuesta de los ovarios a los fármacos de estimulación ovárica. También se suele hacer una ecografía para obtener una evaluación más completa de la función ovárica.
El médico controla todo el proceso mediante un seguimiento que le permite determinar, a través de una ecografía, cuándo un folículo ha alcanzado el grado de madurez necesario para una posterior fecundación (es decir, cuando alcanza un diámetro superior a los 16 mm-18 mm). En ese momento, se administra una inyección de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) para ayudar a completar el proceso de maduración de los óvulos;
2. Obtención de los óvulos.
- Se induce la maduración de los óvulos con una medicación inyectada y se favorece la ovulación entre las 34-40 horas posteriores a su administración. En ese momento, justo antes de la ovulación, se lleva a cabo la obtención de los óvulos.
- Se realiza a través de un procedimiento denominado punción ovárica, cuya función es la extracción de los óvulos ya maduros para proceder después a su crioconservación. Se trata de una intervención sencilla y breve, de unos 15-30 minutos, que se realiza en la clínica, bajo sedación y con ayuno previo de aproximadamente 6 horas;
- La mujer se coloca en la misma posición en la que se realiza una citología y, una vez sedada, el especialista introduce, a través de una sonda, un ecógrafo transvaginal que lleva incorporada una aguja con la que se realiza la aspiración de los óvulos;
- Con la ayuda del ecógrafo, se recoge el líquído folicular, en dónde se encuentran los óvulos maduros;
- Este procedimiento permite la extracción de múltiples óvulos y, de hecho, la evidencia apunta a que, cuantos más óvulos se extraigan (hasta 15 por ciclo), mejores son las oportunidades para conseguir un embarazo;
- Después de la extracción, la mujer debe guardar reposo durante unas horas debido, sobre todo, a los efectos de la anestesia. Una vez recuperada, puede volver a su domicilio y retomar sus actividades normales al día siguiente. Se recomienda evitar las relaciones sexuales sin protección en los días posteriores, para evitar un embarazo no deseado.
3. Congelación/vitrificación. Los óvulos extraídos se depositan directamente en unos tubos de ensayo a una temperatura de 37ºC y, poco tiempo después, se congelan a temperaturas bajo cero para detener toda su actividad biológica.
Para ello, se emplea el proceso de vitrificación, que implica un enfriamiento rápido y el uso de altas concentraciones de sustancias (crioprotectores) que ayudan a prevenir que se formen cristales de hielo durante el proceso de congelación.
El “día después” de los óvulos congelados. En el momento en que la mujer desee utilizar los óvulos congelados, estos se someterán a un proceso de descongelación para ser fecundados en el laboratorio por espermatozoides, en el marco de un procedimiento de reproducción asistida. A continuación, se implantarán en el útero femenino. Los espermatozoides pueden ser de la pareja o de donante.
Las posibilidades de quedarse embarazada después de implantar un embrión procedente de una criopreservación de óvulos varían del 30% al 60%, en función de la edad de la mujer en el momento en que se produjo la congelación del óvulo (a más edad, menos posibilidades de gestación).
Por este motivo lo recomendado es congelar óvulos con menos de 35 años.